Los objetivos perseguidos por los emprendedores al crear una start-up pueden ser muy diversos. Conseguirlos de manera sostenible, cualesquiera que sean, pasa por alcanzar el beneficio económico.
El beneficio económico puede ser un objetivo en sí mismo, pero rara vez es el único perseguido por el emprendedor o emprendedores. Las motivaciones de los emprendedores al crear la start-up suelen ser de naturaleza más compleja, más variada. Dedicarse a lo que les gusta está también presente en todo tipo de iniciativas, desde las más prosaicas (como un taller orfebre o un gabinete de psicología) hasta las más innovadoras (Proiser).
Otra motivación frecuente es el reto implícito en poner en marcha una empresa y consolidarla. En otros casos se trata de hacer realidad una idea, un producto, algo que se adivina útil para alguien o para la sociedad en su conjunto. Éste era el acicate confesado por el icónico emprendedor Steve Jobs, y también el de Manuel Pérez Alonso (Imegen).
Cualquiera que sea la motivación o motivaciones, su satisfacción pasará, como decimos, porque la nueva empresa sea capaz de pervivir y consolidarse, y para ello será necesario que alcance el equilibrio entre ingresos y gastos.
La demostración más palpable de que una start-up ha alcanzado el éxito es su capacidad de generar beneficios económicos de manera sostenible. El éxito vendrá pues medido por la existencia de un flujo de ingresos regulares que supere al flujo de gastos. Incidimos en que ese flujo de ingresos debe tener carácter regular. La consecución de ingresos de carácter esporádico, como es el caso de una subvención pública, puede ayudar en el camino hacia el éxito, pero no garantiza que éste se vaya a alcanzar, y mucho menos que lo haya alcanzado.
Teniendo esto en cuenta, podemos clasificar las diversas fuentes de recursos financieros a las que la start-up puede recurrir en tres categorías:
- Subvenciones y ayudas en general, provenientes en gran parte de administraciones públicas, aunque últimamente también entidades privadas están aportando este tipo de ayudas que no buscan una compensación directa.
- Inversiones y préstamos, provenientes mayoritariamente de personas y entidades de carácter privado englobadas en el sistema financiero formal o informal.
- Pagos por servicios prestados o productos vendidos por la start-up, ingresos provenientes de los clientes.
Cada una de estas fuentes presenta una naturaleza particular, y persigue unas contraprestaciones específicas a la hora de entregar su dinero a la start-up. Entender la naturaleza de cada fuente y las contraprestaciones perseguidas es fundamental para el emprendedor. Sólo entendiendo esta naturaleza y los compromisos que el emprendedor adquiere, podrá éste acceder, hacer uso y sacar provecho de cada una de estas fuentes de la manera más conveniente para poner en marcha y consolidar su proyecto. Además, será necesaria cierta dosis de empatía, como comentaremos más adelante.
Comencemos pues por conocer las características básicas de cada una de estas fuentes de recursos financieros.